Carta a Mariano Rajoy

Estimado señor Mariano Rajoy

Me permito escribirle desde este modesto rincón de Internet con motivo de sus recientes declaraciones en las que, aparentemente, minimizaba el problema que representa el cambio climático. También me pareció entender que ponía en duda la capacidad de la comunidad científica para prever este cambio.

Normalmente nunca comento hechos relacionados con la política en este blog, que está centrado, de manera informal, en temas más o menos científicos. He de aclarar que aunque científico, mi especialidad no es en absoluto la climatología. Supongo que estoy a un nivel parecido al de su primo, al que me temo que involuntariamente ha colocado en un compromiso. Pero no puedo dejar de alarmarme ante el hecho que alguien como usted, que aspira al gobierno de España, realice unas declaraciones como las que he podido escuchar en las que expresaba algún error manifiesto. Por ello, si me permite, quisiera matizar un par de detalles.

En primer lugar, resulta particularmente erróneo y desafortunado el silogismo que utilizó, según el cual, si los mejores científicos del mundo son incapaces de garantizar el tiempo que hará mañana en Sevilla, ¿cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?

Yo creía, parece que erróneamente, que ya nadie confundía a estas alturas el tiempo (meteorológico) con el clima. Hoy en día está perfectamente establecido que en Barcelona, por poner un ejemplo, disfrutamos de un clima mediterráneo, y que ha sido así desde hace miles de años. Que no podamos precisar con exactitud el tiempo que hará el sábado no quiere decir que dudemos del clima que tendremos.

Si me permite poner un ejemplo de lo que usted ha dicho: Cuando salgo de casa, no puedo prever si encontraré aparcamiento, pero le puedo asegurar que los accesos a Barcelona o Madrid entre las ocho y las nueve serán un caos de tráfico (a no ser que sea domingo, claro). No poder prever como le irá a un coche particular no permite a nadie afirmar que la Dirección General de Tráfico sea incapaz de predecir cuando tendrán lugar los colapsos en las carreteras.

Y por otra parte, está el detalle de la opinión expresada en el informe del Grupo Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU. Coincidirá conmigo en que la opinión de más de 2000 científicos expertos en el tema merece ser tenida en consideración, aunque lo que nos digan no nos guste. Este país ha menospreciado demasiado tiempo la ciencia y aunque lentamente va cambiando esta actitud, parece que aún queda camino por hacer.

Por supuesto que hay variables y hechos que están poco precisos. La ciencia casi nunca da garantías absolutas. Pero a la luz de los conocimientos actuales, todos los escenarios prevén un cambio climático causado por la acción del hombre. En realidad ya solo se discute la magnitud del cambio y las medidas que hay que tomar para minimizarlo.

Y si la comunidad científica tiene razón el problema no se limitará a como afectará al turismo de levante o la agricultura andaluza (que se verán afectados, no lo dude). Mucho más serio serán, por ejemplo, las oleadas de inmigración que pueden generarse cuando amplias regiones de África, donde la subsistencia ya es precaria, devengan inhabitables.

Por ello considero particularmente alarmante su opinión. Antes o después la opción política que usted representa llegará al gobierno del país. En una democracia no puede ser de otra manera y es sano que así sea. Tan solo espero que cuando eso suceda, su actitud, o la de sus sucesores, sea diferente de la que ha sugerido con esas palabras. Soy consciente de que los políticos han de resolver los problemas de los ciudadanos en el día a día. Pero no hacer caso de los síntomas de una enfermedad es una actitud insensata, y es injusto echar después la culpa al médico por no haberle hecho caso cuando aun se estaba a tiempo de evitar males mayores.

Al escucharle no he podido dejar de pensar en aquellos que, hace años, ponían en duda que el hábito de fumar era peligroso para la salud aun cuando los médicos ya advertían de la relación entre el tabaco y el cáncer.

El cambio climático es un problema real, y el dato desagradable es que nos va a costar esfuerzos y dinero. La comunidad científica ya ha lanzado el aviso e indicado el problema. Ahora les toca a ustedes, los políticos, y a los líderes de opinión convencer a la sociedad para ponernos a trabajar a fin de evitarlo o minimizarlo. Permitame opinar que sus declaraciones no resultan las más adecuadas en este sentido.

Por supuesto, y ya que estamos cerca de un periodo electoral, es posible que sus palabras hayan sido sacadas de contexto. Si este fuera el caso, no dude que nada me gustaría más que rectificar las mías. Mas allá de las diferentes opciones políticas me tranquilizaría saber que cuando la comunidad científica internacional se pone de acuerdo en señalar un problema, los principales líderes políticos lo tienen en cuenta seriamente.

Atentamente